28.5.10

Caras y caretas

[ Tiempo: Me desplazo hacia el futuro y me mimetizo con ella ]




Con mis veintilargos años a cuestas, me levanto en mi departamento. Me desperezo y pienso en todo lo que tengo: casa, auto, carrera y pareja. Empiezo a armar el bolso tranquila y contenta, era una mañana hermosa. Bajo, camino hacia el auto y, sin darme cuenta de dónde proviene, me envuelve un perfume que me resulta muy familiar. A los pocos segundos, lo vuelvo a oler y ¡zás! ¡me acordé! Aquel perfume me remontó directamente a él. Con el estómago un poco anudado, me subo al auto y arranco. Hoy, voy a visitar a mis abuelos y, de paso, a G., mi gato, a quien mantengo siempre en mis recuerdos. El viaje dura una hora y media, pero el cansancio se borra cuando, al llegar, veo que mis abuelos me reciben con el almuerzo preparado: milanesas con papas fritas. La tarde pasó y llega la hora de irme. No hay mucho tráfico, con lo cual, llegué rápido a Retiro (había dejado el auto en casa, obvio). Me subo al micro, me acomodo y saco el Mp3 cargado con música que contenga cualquier emoción descarriada. Al rato, y antes de que anochezca, tomo un libro, no lo leía hacía años, y me encuentro con una foto haciendo el papel de señalador: era yo, unos cuántos años más jóven, y él. Me sobrevuelan recuerdos, agrios y dulces, me desvelan las memorias de una juventud que ya no poseo y el estómago se anuda cada vez más. Sumergida en mi melancolía, sube una pareja en pijamas, como si de la cama se hubieran depositado a seguir soñando en el micro. Me rio. Mucho. Igual no puedo dormir. Entrada la mañana siguiente y con las pupilas secas, te veo a vos, esperándome con una flor en la mano, y enseguida, me cayó todo el cansacio acumulado: I have reached home.












(teatro)

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