Hoy, las calles de Buenos Aires se encuentran inmersas en soledad.
Las calles abrumadas del centro sólo encuentran silencio, y los fantasmas
que no vemos empiezan a aparecer.
De repente, se desvanece.
Se desespera en un valle de dolor.
Buenos Aires me ilumina, aunque padece en la miseria, todavía me inspira.
San Telmo, La Boca, el tango y el rock,
empanadas y tintos, son parte de mi religión.
Características que identifican el llanto de una ciudad que me pertenece,
que me refleja,
y me acobija en sus mantas de material.
Ciegos son los que no entienden.
Sordos son aquellos que todavía con comprenden.
Mudos, los que se queman al intentar.
Por: Rubi
ResponderBorrarMuy lindo e interesante tu blog, amiga. Da gusto conocer buenos contenidos como éste tuyo.
Cuando quieras refugiarte en buenas baladas de ayer, hoy y siempre en todos los idiomas y géneros te invito a visitar mi blog y también escucharme.
Te espero.
Beto, desde Rosario-Argentina.